Organización de veladas de Boxeo. Capítulo V

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Velada Cullera 30 octubre 2020

Velada Cullera 30 octubre 2020

Organización de Veladas de Boxeo. Capítulo V. El análisis crítico.

 

Escribe: Leopoldo Bonías

El análisis crítico.

Tras celebrarse una velada hay que ver qué ha salido bien y qué ha podido salir mal para tratar de evitar que vuelva a ocurrir.

Si analizamos la velada de Cullera celebrada el 31 de octubre podemos concluir en algo que parece evidente y que la experiencia nos lo demuestra una vez màs; que el factor humano es lo fundamental. Por mucho que se planifiquen las cosas y se prepare todo, si las personas oyen y no escuchan o miran y no ven, la planificación es inútil.

Para que el factor humano triunfe y todo salga según lo previsto, las personas implicadas tienen que tener aptitudes (conocimientos y habilidades) y, sobre todo, y esto es lo más importante, actitud, es decir, interés en hacer las cosas bien.

A veces, se producen situaciones que se resuelven deficientemente por errores involuntarios porque como dice el refrán «hasta el mejor escribano hecha un borrón».

Para poner ejemplos prácticos de lo acaecido en Cullera – habría que escribir varios artículos- empecemos por lo que podría ser, y de hecho es, un error disculpable.

La productora de tv se presenta a primera hora de la mañana del día de la velada y empieza a instalar los equipos en el Pabellón.

Como iban a grabar los 16 combates que se celebraban se valora grabar los de boxeo olímpico con la cámara fija de la grada y no utilizar las dos móviles o utilizar sólo una de ellas hasta el comienzo de los combates de Boxeo Amateur Clásico.

De esta forma al menos uno de los cámaras podía estar descansando porque a nadie se le escapa que estar tantas horas con la cámara al hombro subiendo y bajando de la tarima y entrando y saliendo del ring debe ser agotador.

Los cámaras móviles aceptaron el reto de grabar la velada con las dos cámaras móviles en funcionamiento desde el primer combate. ¿Qué es lo que paso?.

Pues muy sencillo que cuando llegó el momento de la disputa del último combate BAC donde Traicovich y Rubèn Rodriguez «El Cuba» disputaban el cinturón de campeón de la Comunidad Valenciana del peso semipesado hubo que hacer un descanso de cinco minutos porque las personas que portaban las cámaras móviles estaban derrengados.

Luego, aún faltaban cinco combates profesionales, que lógicamente era en los que más interés había que se realizase una buena producción, pero como los dos càmaras móviles ya estaban «muertos» con tantas horas con la càmara a cuestas, la solución que se tomó fue la de que se fuesen turnando y sólo había en ocasiones un cámara grabando junto al de la fija de la grada que es lo que se tenía que haber hecho en los combates de boxeo olímpico para garantizar que en los combates BAC y profesionales estuviesen las dos cámaras móviles funcionando ininterrumpidamente.

Quedamos muy satisfechos con el trabajo de la productora de tv y esperamos trabajar pronto otra vez con ellos. Aquí no hubo ningún fallo de planificación, sino un error involuntario de personas muy profesionales que por un exceso de interés quisieron realizar un trabajo perfecto desde el minuto uno.

Si seguimos con la experiencia de la velada celebrada en Cullera el 31 de octubre y analizamos lo que salió bien pero pudo salir mal tenemos forzosamente que referirnos a la luz contratada.

La organización, en el caso que nos sirve de ejemplo, Raúl Vara, queda con el responsable de la luz días antes en el Pabellón de Cullera para que el día de no hubiera ningún fallo.

Se acuerda contratar una determinada luz para garantizar una iluminación adecuada en caso de retransmisión con tv.

El día anterior a la celebración del evento se procede al montaje del ring y la instalación de las luces.

La organización observa que no son las luces concertadas porque el número de focos no era el acordado ni tampoco el tipo de luz que se había indicado.

Los empleados de la empresa manifiestan que esas son las luces que el jefe de la empresa les había dicho.

Se llama al jefe de la empresa y resulta que los focos que iban a dar la luz que precisa la productora de tv iban en el camión y estaban sin desembalar nuevos de «trinqui» y los empleados no se habían percatado que su jefe los había puesto en el camión para su instalación.

La organización había cuidado los más mínimos detalles con la empresa de iluminación haciendo una reunión previa en el mismo lugar donde se tenía que realizar la instalación y ahora resulta que llega el momento y no estaban los focos que se pidieron. Entonces, ¿para que hemos hecho la reuniòn?.

De nada sirve que la organización explique al jefe de la empresa de iluminación lo que quiere si luego hay un fallo interno en la propia empresa contratada que hace que la instalación se realice «como siempre».

Gracias a que la organización examinó la instalación – cuando no tiene que revisar nada porque está falta de conocimientos en electricidad – se pudo averiguar la noche del día anterior a la celebración de la velada que faltaban focos y se pudo subsanar la deficiencia con el dueño de la empresa que actuó en todo momento de buena fe pero no explicó con detalle a sus trabajadores lo que tenían que instalar y cómo lo tenían que llevar a cabo.

CONCLUSIÓN: El organizador no puede confiar que las empresas contratadas van a llevar a cabo su trabajo como se convino.

EL ORGANIZADOR NO DEBE DEJAR NINGÚN CABO SUELTO.

 

Fuente: Federació de Boxeig Comunitat Valenciana "FBOXCV".

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